Historia

Antigüedad

A pesar de las escasas fuentes existentes al respecto, se sabe que la interpretación existe ya desde la Antigüedad. La prueba más antigua de la existencia de la figura del intérprete en el pasado se conserva en un relieve de piedra del Antiguo Egipto, en el que se muestran intérpretes realizando su trabajo. También cabe destacar la inscripción de la tumba de un Príncipe de Elefantina (isla del Río Nilo) que data del siglo III A.C. y contiene una referencia a un personaje descrito como «el jefe de los intérpretes».

Como muestran otros materiales, los intérpretes fueron más adelante parte integral del sistema de servicio civil egipcio. El historiador griego Heródoto incluye a los intérpretes entre los gremios profesionales del Antiguo Egipto y explica que sus servicios eran requeridos en la administración pública, en el comercio, en la vida religiosa y en los ejércitos.

En Grecia y en Roma también existía la actividad de la interpretación con el fin de poder desarrollar sus actividades militares y comerciales. Los griegos y los romanos antiguos necesitaban gran cantidad de intérpretes porque consideraban que era indigno aprender los idiomas de los pueblos que querían conquistar. Sin embargo, la interpretación no era una profesión estimada en la Antigua Roma, ya que muchos de los intérpretes eran esclavos, prisioneros de guerra o residentes de las tierras fronterizas. Además, su dominio de lenguas extranjeras hacía que la sociedad los situara casi al mismo nivel que los videntes chamanes.

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Edad Media

En la Edad Media los intérpretes comienzan a tener un puesto definido en la sociedad, con un reconocimiento oficial del estado. Era común encontrar grupos de intérpretes en la organización de las cortes señoriales y de los ejércitos. Estos consiguieron convertirse en profesionales muy admirados por sus habilidades y normalmente eran incluidos dentro del rango de cortesanos.

Los intérpretes llevaron a cabo una importante labor hacia la paz en las negociaciones en tiempos de guerra, expediciones no mercantiles, cruzadas, etc. Pero, sobre todo, la conversión de Europa al cristianismo habría sido impensable sin su ayuda.

Destaca también la actividad que se desarrolló en las escuelas de traducción, como la Escuela de Traductores de Toledo, en las que frecuentemente se realizaban versiones orales.

Las Siete Partidas

 

Edad Moderna

En la Edad Moderna en España, los y las intérpretes desempeñaron un importante papel en los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI. Los exploradores comenzaron a llevar estudiantes de hebreo y árabe con ellos para que les sirvieran como intérpretes, pero demostraron que no servían para eso, y su lugar fue ocupado por miembros de la población indígena que habían aprendido el idioma cuando habían estado cautivos/as por los conquistadores europeos o cuando los europeos que ellos habían capturado les enseñaban su lengua y sus costumbres antes de ser puestos en libertad.

Cabe destacar que ya desde los siglos XVI y XVII se fueron estableciendo normas en lo relativo a la interpretación en el continente americano, mientras que la primera Real Orden aplicable a la Península Ibérica no aparecería hasta el año 1783. Después, a lo largo del siglo XIX, se fueron sucediendo normas que regularían la actividad de los intérpretes jurados (Peñarroja 2000).

También en esta época, comenzó a cobrar importancia la interpretación en el ámbito diplomático y político y se dieron a conocer cada vez más los nombres de los profesionales, dejando atrás por primera vez el anonimato.

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La aparición de la interpretación de conferencias

Como nos cuenta Jesús Baigorri (2000) en su obra La interpretación de conferencias: el nacimiento de una profesión. De París a Nuremberg, a principios del siglo XX la profesión de intérprete se consolidaría gracias a la interpretación de conferencias. Esta modalidad surgió debido a las circunstancias políticas de la época y se asentó definitivamente durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Los y las intérpretes de guerra fueron de vital importancia para lograr que muchas unidades militares se entendiesen entre sí.

Algunos/as de ellos/as serían quienes, al finalizar la guerra, actuarían como mediadores lingüísticos en la Conferencia de Paz de París. En dicha conferencia, los representantes de cuatro de los países vencedores (Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia) se reunieron para debatir una serie de temas que culminarían, entre otras cosas, en la firma del Tratado de Versalles y en la creación de la Sociedad de Naciones.

La Conferencia de Paz de París se caracterizó por ser la primera gran conferencia multilateral en que se empleó sistemáticamente la interpretación en los dos idiomas oficiales de la misma: el inglés y el francés. El francés era entonces la lengua de la diplomacia y, por tanto, la que se utilizaba en reuniones y tratados oficiales internacionales. Sin embargo, pocos días antes de la celebración de la Conferencia, al elaborar las normas de procedimiento de la misma, surgió el problema de cuál sería el idioma o idiomas oficiales. El coronel House y el presidente Wilson, consiguieron la cooficialidad del inglés y el francés, pese a las quejas de los diplomáticos italianos, japoneses y sobre todo franceses, que veían así el fin de la hegemonía de su idioma en las relaciones diplomáticas (Baigorri, 2000: 16-19).

Así, los/as oradores/as debían expresarse en uno de estos dos idiomas y, a continuación, quien interpretaba proporcionaba una versión del discurso en la otra lengua oficial. La técnica más utilizada era, por supuesto, la consecutiva, pero a esta se sumaron también la traducción a la vista y el chuchotage.

En aquel entonces no se tenía la misma concepción que se tiene hoy en día de la profesión de intérprete. La profesión estaba comenzando y aún no se habían delimitado ningún tipo de normas ni condiciones de trabajo. No existía por tanto el trabajo de intérprete como tal y, en este sentido, cualquier persona con un buen dominio de dos lenguas podía ser intérprete. El oficio se aprendía sobre la marcha, sin directrices marcadas, y estaba considerado algo temporal, sin ningún tipo de prestigio. Además, se les encomendaban tareas que hoy son completamente ajenas a su labor, como la redacción de actas o de discursos.

La interpretación en el período de entreguerras

Como ya se ha mencionado, la Conferencia de Paz de París tuvo como resultado la creación de la Sociedad de Naciones (SDN). En esta, una vez más, se declaró la cooficialidad del inglés y el francés.

En este momento, cabe destacar dos hechos representativos de la progresiva profesionalización de la interpretación. El primero de ellos es la introducción de procesos de selección de intérpretes; el segundo se refiere a los logros en lo relativo a las condiciones laborales de los intérpretes freelance.

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Por lo que respecta al proceso de interpretación, la técnica predominante en la SDN siguió siendo la consecutiva con toma de notas. Esta modalidad se empleó de manera exclusiva en los organismos internacionales. En algunas reuniones de la SDN también se utilizó la técnica de los susurros o chuchotage.

Sin embargo, la interpretación consecutiva resultaba poco aconsejable en otro foro, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde el número de lenguas era mayor. A partir de esta necesidad surgió la técnica de la interpretación simultánea.

Los primeros ensayos se realizaron en la Conferencia Internacional del Trabajo de 1925, en la que se equiparon sólo algunos escaños de los delegados con cascos receptores conectados a un micrófono colocado cerca del orador, por el que quien interpretaba pronunciaría la traducción de los discursos. Esto consiguió que se siguiera experimentando y mejorando y también formando a nuevos/as intérpretes. (Baigorri, 2000:173)

Con el paso de los años, se fueron sucediendo las mejoras, tanto a nivel técnico como en lo relativo a la formación de intérpretes, con la organización de un curso específico en 1928. La SDN, por su parte, se mostró mucho más reticente a adoptar el sistema de interpretación simultánea.

Finalmente, se llevaron a cabo ensayos para comprobar la validez de la simultánea en las Asambleas de 1931 y 1932, pero el nuevo sistema no llegó a cuajar en la SDN. Como nos explica Baigorri en su libro:

Seguramente la renuncia de las delegaciones al cambio estaría motivada por el hecho de que con la consecutiva tenían más tiempo para reflexionar y hacer consultas antes de dar una respuesta al discurso que les afectara (2000: 207).

Como resultado de todo esto, la SDN prescindió de la simultánea y prosiguió con el método de la consecutiva. La simultánea, aunque en este caso deberíamos decir «la falsa simultánea», sólo se usaría cuando se pronunciase una traducción paralela a la pronunciación del discurso.

En efecto, la interpretación simultánea no se consolidaría hasta más de diez años después, en los procesos de Núremberg.

Los procesos de Núremberg

Los juicios de Núremberg fueron un proceso internacional y políglota que se podría comparar con conferencia internacional debido a la trascendencia mundial que los vencedores le dieron. En la actualidad los intérpretes actúan como un canal de comunicación entre una de las partes y el tribunal, pero en Núremberg la interpretación se realizó también entre los propios jueces, al igual que para el público y los medios de comunicación que asistieron. Por ello, se tomó la decisión de utilizar la interpretación simultánea. Esto fue el empuje que necesitaba la simultánea para imponerse frente a la consecutiva, aunque esta continúe existiendo (Baigorri, 2000: 269-270).

Este juicio duró casi un año y en él participaron representantes de las cuatro potencias vencedoras: Gran Bretaña, Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia. Por lo tanto, se iban a hablar muchos idiomas en todo el juicio, y la simultánea permitiría facilitar la comunicación entre los acusados (alemanes), los testigos (de diversas procedencias) y el tribunal (de los cuatro países mencionados), así como el contacto entre los propios miembros del tribunal. Además, también habría muchas pruebas escritas, que tuvieron que ser traducidas previamente.

No obstante, el número de intérpretes que estaban preparados para hacer simultánea era muy reducido debido al predominio de la interpretación consecutiva en el periodo de entreguerras. Fue necesario realizar un proceso de selección que fue prácticamente intuitivo. En algunos casos los candidatos seleccionados pasaban por un periodo de formación muy breve en el que se simulaba la celebración de juicios; en otros, comenzaban directamente a trabajar.

A los intérpretes les proporcionaron una sala en el ático de un edificio en el que se celebraría el proceso. Allí instalaron un escenario simulado de un tribunal, mientras se rotaban en el trabajo de interpretación. Fue en esos ensayos donde descubrieron sobre la marcha cosas que no se les habían ocurrido antes, como el problema de la velocidad (Baigorri (apud Gaskin) 2000: 288-289).

Los intérpretes estaban organizados en tres equipos de doce, es decir, tres por cabina. Cada uno interpretaba de un idioma al idioma de su cabina. Hacían turnos y mientras el equipo A trabajaba, estaba disponible un equipo de relevo B, mientras que el tercer equipo C estaba libre. Todos los días trabajaban dos de los tres equipos, pero el equipo de reserva tenía que estar viendo el juicio (Baigorri (apud Gaskin), 2000: 293).

En cuanto a la instalación técnica, la empresa IBM suministró el equipo de manera gratuita desde Estados Unidos, pero debido a problemas de transporte este llegó solo cinco días antes de que empezase el juicio.

Consistía en un sistema de sonido con seis micrófonos originales: uno por cada juez, uno para los testigos y otro para el orador en la palestra. El discurso original se transmitía mediante un panel de control a los intérpretes, quienes traducían la intervención al idioma correspondiente mediante cuatro micrófonos, uno en cada cabina. Por lo tanto, en la sala se podían escuchar cinco canales: uno que transmitía el sonido original del micrófono que estuviera activo en la sala, y los otros cuatro, uno para cada uno de los idiomas. (Baigorri (apud Bowen y Bowen), 2000: 277)

Mundo

Segunda mitad del siglo XX

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la profesión ha seguido una clara evolución. Uno de los cambios más significativos es el progresivo avance de la simultánea en detrimento de la consecutiva, a pesar de la reticencia de los intérpretes veteranos, que consideraban la simultánea como una amenaza a su estatus y posición. En efecto, es evidente que la simultánea resta visibilidad al intérprete y puede llegar a crear la sensación de que se trata de un trabajo mecánico. Sin embargo, estos factores no pudieron contrarrestar las múltiples ventajas que ofrece la interpretación simultánea.

Otro importante síntoma de avance fue la progresiva consolidación de la interpretación como profesión, favorecida por la existencia de cada vez más cursos de formación específicos y por el establecimiento de procesos de selección de candidatos mucho más rigurosos para los organismos internacionales.

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